
La
moda (del
francés mode, y éste del
latín modus,
"modo" o "medida") es el "uso, modo o costumbre que está en boga
durante algún tiempo, o en determinado país, con especialidad en los
trajes, telas y adornos, principalmente los recién introducidos."
1 Se trata de un conjunto de
tendencias en el vestir (
ropa,
accesorios), en los
estilos de vida
y en las maneras de comportarse, que marcan o modifican (temporalmente)
la conducta de una o varias personas. Las tendencias de la moda
dependen de muchos factores: sociales, económicos y políticos, entre
otros (véase
globalización).
Siglo XVII
En esta época domina la moda francesa tanto en hombres como en
mujeres. Se utilizaban los calzones cortos con medias de seda, chupa y
casaca que, a mediados del siglo, se vuelve más reducida y con pliegues
laterales hacia atrás y mangas estrechas. Con la caída de la dinastía
francesa vuelve el traje simple y se llevan calzones ajustados hasta
media pierna, chaleco, corbata y casaca, faldones con cuello alto y
vuelo, pelucas empolvadas y rematadas por un lazo, incluso sombreros de
tres o dos picos. Después de la revolución, se deja el cabello largo y
liso, sombreros de copa alta cónica o en tubo, con alas cortas y más
tarde zapatos con tacón de color al que se añaden lazos o hebillas y
botas altas con vueltas. La mujer viste con painers o verdugados anchos y
aplastados en los dos frentes, corpiño acorsetado y escote con gasas o
encajes. Polonesas, batas con cuello de encaje y manga larga. En el
traje francés, corpiño puntiagudo, mangas abolladas, faldas rectas y
abiertas, que luego son drapeadas con polizón y larga cola. Cuello
doblado, mangas tirantes hasta el codo con chorreras. Junto con la
revolución desaparece el vuelo de la falda y se imita a las vestiduras
clásicas: talle alto, chaquetilla corta con manga larga, falda con
pliegues, grandes escotes, chales y guantes largos. En cuanto al
peinado, hacia atrás con rizados que luego se hacen más altos y
voluminosos con tirabuzones, lazadas y plumas. Bonetes y sombreros de
alas anchas. Zapatos con tacón alto y punta estrecha, y luego de algún
tiempo se pasaron a los bajos.
Siglo XVIII
Vestimenta del siglo XVIII en un cuadro de Goya. En el siglo XVIII se
destacan como prendas masculinas las casacas francesas y las chupas
(casacas de inferior clase y algo estrechas), las chaquetillas, los
calzones ajustados hasta la rodilla, las corbatas en vez de las
golillas, las pelucas y los grandes sombreros. Mientras tanto, en las
vestiduras femeninas continúa el mismo estilo que en el siglo anterior y
se adopta el uso de las mantillas para la cabeza. Se llevaban también
vestidos largos, grandes sombreros y sobre todo, la mujer se caracteriza
en las altas sociedad por llevar sobre su cuerpo un corsé, el cual era
una forma de demostrar su altura, entre otras cosas de esa época se
usaban anillos, y algunas veces guantes largos, collares y demás.
Siglo XIX
Durante este siglo fueron propios el frac, la levita y el pantalón
para los caballeros, y la mantilla de seda y las peinetas para las
señoras españolas. Tras la época napoleónica (1800 a 1820) en que la
silueta femenina mostraba una silueta esbelta con el talle siempre alto,
ceñido justo bajo el pecho, dejando el resto de la prenda caer recta
sobre el cuerpo, hubo un cambio drástico con el Romanticismo, que dio
paso al
corsé que daba al talle forma de reloj de arena y el
miriñaque que ahuecaba las faldas amplias, llegando a su apogeo durante
1860, causando que las damas no pudieran pasear del brazo de su esposo o prometido. En 1870 fue sustituido por el
polisón
que solo ahuecaba la falda por detrás y que pasó de moda en 1890,
cayendo desde entonces la prenda hasta el suelo sin armazón alguno,
aunque hasta 1900 las faldas fueron un poco acampanadas. Entre 1820 y
1914 hubo en el vestuario femenino occidental una clara distinción entre
vestidos de día, siempre con manga larga (aunque podían ser hasta el
codo en verano) y cerrados hasta el cuello, y vestidos de noche
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