Para otros usos de este término, véase
Arete.

Escultura de Areté en
Éfeso.
Areté (en
griego:
ἀρετή aretḗ 'excelencia')
1 es uno de los conceptos cruciales de la
Antigua Grecia; sin embargo, resulta difícil precisar con exactitud su extraño y ambiguo significado. En su forma más general, para algunos sofistas la
areté es la «excelencia» o prominencia en el cultivo de la elocuencia; la raíz
etimológica del término es la misma que la de
αριστος (
aristós, 'mejor'), que designa el cumplimiento acabado del propósito o función.
Es un concepto vago que implica un conjunto de cualidades cívicas, morales e intelectuales.
Según
Hipias de Élide el fin de la enseñanza era lograr la
areté, que significa capacitación para pensar, para hablar y para obrar con éxito. La excelencia política («ciudadana») de los griegos consistía en el cultivo de tres virtudes específicas:
andreía (valentía),
sofrosine(moderación o equilibrio) y
dicaiosine (justicia): estas virtudes formaban un
ciudadano relevante, útil y perfecto. A estas virtudes añadió luego
Platón una cuarta, la Prudencia, con lo que dio lugar a las llamadas
Virtudes cardinales: la prudencia, la fortaleza y la templanza se corresponderían con las tres partes del alma, y la armonía entre ellas engendraría la cuarta, la justicia. En cierto modo, la
areté griega sería equivalente a la
virtus, dignidad,
honor u hombría de bien romana.
En la Grecia antigua podía hablarse indistintamente de la
areté de un soldado, de un toro o de un navío, aunque su uso para los objetos inanimados es raro. Sin embargo, desde la
Época Arcaica estuvo vinculado especialmente a la posesión de las
virtudes, en especial la valentía y la destreza en el combate.
Para los primeros griegos guerreros de hace más de tres mil años el único camino de alcanzar la
areté era mediante hazañas en la batalla. El ejemplo clásico es
Aquiles, quien prefiere morir en combate antes que cualquier otra forma de vida. Los griegos tenían mucho miedo al
destino. El destino podía impedirles de forma inmediata alcanzar la areté. Por ejemplo, un accidente, nacer ciego, o nacer
mujerimposibilitaba para conseguir hazañas en la batalla. También la
areté se relaciona con la astucia en las obras de
Hesíodo y
Homero; cuando en la
Ilíada,
Agamenón alaba a
Penélope, lo hace en atención a la cooperación de ésta con los propósitos de
Ulises.
Hacia la época clásica —sobre todos los siglos
V y
IV a. C.— el significado de
areté se aproximó a lo que hoy se considera
virtud, fundamentalmente a través de la obra de
Aristóteles, en general, incluyendo rasgos como la μεγαλοψυχια (
megalopsyjía, '
magnanimidad'), la σοφροσυνη (
sofrosyne, '
templanza') o la δικαιοσυνη (
dikaiosyne, '
justicia').
nota 1
La adquisición de la
areté era el eje de la educación (παιδεία,
paideía) del joven griego para convertirse en un hombre ciudadano, siguiendo el ideal expuesto por
Isócrates. Huellas de la concepción más restringida de la era arcaica se pueden ver en el énfasis puesto en la disciplina y dominio del cuerpo mediante la gimnasia, una de las actividades principales, y la lucha, pero una formación acabada incluía también las artes de la
oratoria, la
música y —eventualmente— la
filosofía.
Si bien la posesión de la
areté seguía mayormente restringida a los varones de la
nobleza —llamados por lo general αριστοι,
aristoi, "los buenos"—, a quienes estaba reservada la concurrencia a los
gymnasia, el análisis de los filósofos elaboró una sofisticada teoría de las facultades
espirituales. Tanto
Platón como
Aristóteles harían de la
areté uno de los conceptos centrales de su doctrina ética. El
Menón,
diálogo platónico que marca el pasaje de los diálogos mayéuticos a los diálogos metafísicos, se centra precisamente en el problema de si es posible hacer una ciencia de la areté.